Toda historia tiene un final. El de Íñigo Cuesta se produce este domingo después de 18 temporadas como profesional. La decisión la ha tomado con 42 años, coincidiendo con la última etapa en su tierra -Burgos- y después de que la organización de la Vuelta a España no invitara al Caja Rural a su próxima edición. "Ha sido un palo muy duro no poder ir. Cuando me lo comunicaron se me quitó la chispa", confiesa Cuesta en declaraciones a MARCA.com.
El de Villarcayo firmó un año con el modesto conjunto navarro con la intención de poder disputar su carrera preferida: la Vuelta a España. El equipo intentó ganarse en la carretera una de las cuatro invitaciones de la organización, pero finalmente la poca experiencia en la categoríale ha impedido participar en la ronda española. Un golpe severo para un ciclista cuyo último anhelo era poder retirarse en esta gran vuelta.
Cuesta, que se define a si mismo como "un corredor de equipo", abandona el pelotón mundial (salvo que Caja Rural decida que corra alguna carrera menor de aquí a final de temporada) con la cabeza alta después de 18 temporadas al más alto nivel. La falta de ilusión, la misma que le ha posibilitado mantenerse tanto tiempo en activo, ha sido el detonante para que el veterano ciclista cuelgue la bici. "Lograr lo que él ha hecho es muy difícil. No es nada sencillo estar tanto tiempo al máximo nivel", explica Xabier Artetxe, su actual mánager, a MARCA.com.
La Vuelta al País Vasco, su éxito más preciado
Pese a haber trabajado para muchos líderes, el de Villarcayo no sabría con quién quedarse. "Cada uno era diferente. Todos me han aportado algo". Quizá el ciclista que más le impresionó fue Zülle, al que recuerda como "un corredor diferente". Lo que sí tiene claro es cuál fue el mejor momento de su carrera profesional: la Vuelta al País Vasco de 1998. "Todos los años tienen algo especial pero a aquella si que le tengo un cariño particular", rememora el por entonces corredor de la ONCE.
Pese a haber trabajado para muchos líderes, el de Villarcayo no sabría con quién quedarse. "Cada uno era diferente. Todos me han aportado algo". Quizá el ciclista que más le impresionó fue Zülle, al que recuerda como "un corredor diferente". Lo que sí tiene claro es cuál fue el mejor momento de su carrera profesional: la Vuelta al País Vasco de 1998. "Todos los años tienen algo especial pero a aquella si que le tengo un cariño particular", rememora el por entonces corredor de la ONCE.
Cuesta abandona el ciclismo con la sensación de haber disfrutado con su trabajo pero con la espina clavada de no poder retirarse llegando a pedales al Paseo de la Castellana. Abandona un corredor de equipo. El gregario que todo director quiere tener. Todavía no sabe que hará en el futuro pero no descarta que sea algo ligado al mundo de la bicicleta. El burgalés se va afirmando una evidencia: "Amo el ciclismo".
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