Jugadores FIBA. El cierre patronal y su tediosa incertidumbre inquieta más a aficionados que a sus responsables. Los jugadores parecen entretenidos: competiciones con selecciones, pachangas, compromisos publicitarios y benéficos. Lo de fichar en Europa es excepcional y anecdótico por ahora, firmando todos con la cláusula de regreso inmediato en cuanto la NBA comience. La mayoría son de origen FIBA (Mozgov, Vujacic, Batum) y Farmar es el único judío americano de la NBA, pasaporte obligado para jugar unos meses en el Maccabi.
Deron Williams. Habría que descubrir la situación económica real de Deron Williams y su particular idea de mejorar su juego bajo el ritmo y sistemas europeos. Resulta paradójico y sospechoso que tres jugadores de los Nets de Prokhorov ya hayan decidido su firma en el baloncesto europeo. Y revisando las cifras también da la sensación de que Williams se ha precipitado. Su salario de algo más de 200.000 dólares al mes sin incentivos puede ser la mitad de lo que acaben ganando otras estrellas NBA por diez días de gira de exhibición.
Firmes hasta octubre. Los propietarios lo tienen claro, piensan mantener sus duras propuestas al menos hasta los últimos días de octubre. Esperan que cuando el primer cheque quincenal no le llegue a los jugadores las disensiones y presiones internas pueden resquebrajar la no menos dureza negociadora de la Asociación que preside Derek Fisher. La negociación puede decidirse en el carácter ahorrativo de las partes. Unos, millonarios que lo fueron gracias a su capacidad inversora y al "dinero llama a dinero". Los otros, en su mayoría, jóvenes manirrotos con flotas amplias de coches y joyas, pero ausente planificación.
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