La serenidad que transmite en persona Gabriel Campillo (19-12-1978, Madrid) es la de alguien que tiene muy claro cómo lograr su objetivo. Y no es otro que el de recuperar un cinturón mundial para el boxeo español, huérfano de títulos planetarios desde que lo lograra el propio púgil madrileño en 2009. Su penúltimo obstáculo, el uno de octubre en Alemania ante el local Karo Murat. Si gana, peleará por la corona del semipesado (FIB), en propiedad del invicto Tavoris Cloud.
"Murat caerá antes del límite, estoy en mi mejor momento", asegura Campillo (21 victorias-3 derrotas), que ya tiene "olvidados" sus problemas de retinas y sólo piensa en la pelea. Su aplazamiento (en un principio era a finales de agosto) no trastoca sus planes: "Así saldré con más ganas".
Un título mundial respaldaría definitivamente a un boxeo español que no está tan mal como se dice. "En 2011 se han celebrado más veladas y han debutado más boxeadores que en cualquiera de los últimos años", apunta Ricardo Sánchez Atocha, que, junto a José Valenciano, forman la unión de las dos promotoras más importantes del país, Rimer Box y Barceló, algo que ha dado un empujón a este deporte maltratado, como casi todos, por la crisis: "Hace diez años nos respaldaban y tuvimos que sacar boxeadores a marchas forzadas. Ahora en España hay púgiles de la talla de Campillo, Kiko, Varón... y nos falta el apoyo". Y Valenciano puntualiza: "Y lo que viene. Cada vez hay más jóvenes en los gimnasios y Campillo es el espejo en el que se miran". Ese reflejo, en poco tiempo, podría volver a tener un cinturón ceñido a su cintura.
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